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martes, 18 de junio de 2013

LÍBERO

La figura del LIBERO se ha hecho imprescindible en el voleibol moderno¿Cómo ha evolucionado su responsabilidad? ¿En qué medida han cambiado los planteamientos de juego tras su aparición? ¿Qué trascendencia puede llegar a tener su rendimiento en recepción en el éxito de un equipo?
La incorporación del líbero al voleibol marcó sin duda, un antes y un después en la especialización y la definición de roles. Ha ido adquiriendo un protagonismo cada vez mayor tanto en tareas defensivas y de reconstrucción, como en la recepción del equipo. La opción de poder contar con un segundo líbero, vigente en la actualidad, incide todavía más en la importancia de dicha especialización.


En lo que a la recepción se refiere, el líbero comenzó sustituyendo en segunda línea, en la mayoría de los casos, a centrales que por aquella época se habían convertido en receptores más que aceptables, pero sin llegar al nivel de rendimiento de los jugadores de zona 4, auténticos protagonistas por entonces de esta fase del juego. Ese buen nivel de recepción de los jugadores de zona 4 propició que en muchos casos, la cualidad más valorada en un líbero no fuera tanto la recepción como la capacidad defensiva.
El atractivo de poder conseguir mayor potencial de ataque en, al menos, uno de los jugadores de zona 4 (con buenos atacantes pero receptores discretos) obligó al libero a convertirse en un auténtico especialista en recepción, asumiendo zonas de conflictoante saques en potencia y, en ocasiones, casi la totalidad de la pista ante saques tácticos, liberando así a sus compañeros de zona 4 que contribuían con menos dificultades al juego de ataque.